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Guillermo Ochoa volvió a ser tendencia en Chipre, pero no por una atajada espectacular ni por salvar a su equipo: esta vez, el portero mexicano quedó en el centro de la conversación por un gol olímpico que terminó manchando la noche del AEL Limassol y que derivó en un empate 2-2 ante el Apollon.

La jugada que acaparó los reflectores ocurrió al minuto 61. Gaetan Weissbeck cobró un tiro de esquina con potencia al primer poste y el balón terminó entrando directo a la portería mientras Ochoa estaba en el césped, reclamando una supuesta falta de Danilo Spoljaric.

El mexicano protestó de inmediato, pidió revisión y exigió que se marcara la infracción… pero el árbitro, tras una revisión silenciosa del VAR, validó la anotación. El gesto de frustración de Ochoa lo dijo todo.

Ese error, o esa falta no marcada, según la visión del portero, cambió por completo el partido. Hasta ese momento, el AEL ganaba 2-0 con relativa tranquilidad, pero el gol olímpico no solo recortó la distancia: también desacomodó al equipo emocionalmente y colocó a Ochoa bajo presión en cada pelota aérea.

Apenas seis minutos después, al 67’, un balón perdido en la salida permitió el 2-2 del Apollon. Y otra vez la imagen principal fue la del mexicano tratando de ordenar a una defensa que se desmoronó después del polémico tiro de esquina.

Para Ochoa, el cierre del partido tampoco fue sencillo. Al 90+7, Sergio Castel tuvo la posibilidad de firmar la remontada en un mano a mano directo; esta vez, el delantero mandó la pelota por encima, evitando que la noche del mexicano se volviera todavía más amarga.

La buena noticia para Ochoa y para el AEL es que ligaron su tercer juego sin perder (dos victorias y un empate) y con 17 puntos están en el séptimo lugar de la Liga de Chipre.

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